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Soft skills: todo menos blandas

En el mundo de la educación y la formación de personas, normalmente se habla de dos tipos de habilidades: las técnicas que dependen exclusivamente de la disciplina en la que se esté educando o formando, y las “suaves” o “blandas”, término que proviene de la traducción de “soft skills”. 

 

Antes de desmenuzar más a fondo estos conceptos, vale la pena tener claridad de a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de habilidades y cuál es la principal diferencia de las habilidades vs. el conocimiento per se. 

 

De acuerdo con la RAE, “habilidad” es la capacidad y disposición para algo. Francamente, en el contexto de la educación esta definición queda muy limitada. De acuerdo con el APA Dictionary of Psychology, una “habilidad” es una capacidad adquirida a través del aprendizaje, la experiencia o la práctica sistemática, que permite a un individuo realizar una tarea concreta con eficacia, destreza y consistencia, que implica que no solamente se tiene el conocimiento necesario para abordar una tarea o un reto, sino que se puede hacer algo más con ese conocimiento, por ejemplo, resolver un problema, proponer una o más soluciones, crear algo nuevo o abordar un reto de forma más integral. 

 

Es decir, el conocimiento en sí mismo difícilmente es suficiente para abordar retos y resolver problemas y, entre más completo sea el set de habilidades de una persona, mejor será su desempeño, la forma en que se desenvuelve y, probablemente, también su nivel de satisfacción, puesto que podrá obtener mejores resultados a partir de un análisis más robusto de las situaciones que enfrenta. 

 

Como decíamos, se desarrollan dos tipos de habilidades: las técnicas o "hard skills" y las de comportamiento y análisis o "soft skills". Las primeras, están vinculadas al conocimiento de una disciplina o tema en particular. Son conocimientos técnicos y específicos que se aprenden y se miden con relativa facilidad, por ejemplo, programar en Python, aplicar un marco de gestión de proyectos o manejar una máquina. Por otro lado, las “soft skills” se definen como el conjunto de habilidades interpersonales, sociales y emocionales que influyen en la forma en que las personas se relacionan, colaboran, comunican y enfrentan retos en entornos personales y profesionales. A diferencia de las habilidades técnicas, estas habilidades se centran en cómo se hacen las cosas y no tanto en qué se hace.

 

Es en este sentido, las famosas “soft skills” o habilidades suaves o blandas, son todo menos suaves, soft o blandas. Se trata, en realidad, de habilidades y competencias avanzadas, que son útiles más allá de la disciplina o el trabajo que se desempeñe y que, de acuerdo con muchos especialistas en el tema, deben llamarse “habilidades duraderas”. 

Son las habilidades que sirven en el largo plazo y que trascienden por mucho el trabajo operativo, la disciplina específica, la operación cotidiana o los retos que se enfrentan en el momento presente y que están vinculadas a la forma en que, además de abordar una tarea específica, la persona se comporta en un contexto determinado. Cómo aborda el reto, cómo se plantea una serie de alternativas de solución y cómo se relaciona con otras para alcanzar y superar los objetivos. 

 

Son estas habilidades las que hacen la diferencia real entre las personas que se convierten en líderes que forman y desarrollan equipos de alto desempeño, que crean, innovan, destacan y se consideran a sí mismas exitosas. Tienen mayor vigencia, transferibilidad y resistencia al cambio tecnológico o reorganizativo. 

 

Algunas de las más relevantes son la comunicación efectiva, el pensamiento crítico, la adaptabilidad y resiliencia, el trabajo en equipo, la creatividad y la innovación.

 

En AxisADN nos hemos enfocado en crear programas de formación para el desarrollo de estas habilidades duraderas, a partir de pedagogías de aprendizaje activo y experiencial, en el que las personas que participan en nuestros cursos o talleres pueden aplicar en tiempo real todo aquello que aprenden, ya sea de carácter técnico o especializado o de desarrollo de habilidades específicas como comunicación, negociación, integración de equipos, trabajo colaborativo, liderazgo, etcétera, siempre manteniendo un enfoque incluyente y de diversidad que favorece el crecimiento personal y profesional. 

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